Según distintos estudios más del 80% de la población está sometida a condiciones de estrés que se pueden originar por distintos motivos.
Una situación puntual, por un cambio del ritmo habitual, un informe urgente, un error, una discusión etc, pueden ser combatidas de inmediato y resueltas de mejor o peor manera, pero son las que originan un estrés acumulado las más difíciles de detectar, ya que nos pasan desapercibidas y se van instalando lentamente en nuestra rutina diaria sin apenas darnos cuenta.
Factores ambientales como ruidos repetitivos o escasez de luz, sociales como las relaciones interpersonales y familiares o propios de la actividad profesional, como una excesiva carga de trabajo que se convierte en habitual, pueden ser desencadenantes de síntomas relacionados con este problema.
Es realmente una respuesta natural de nuestro organismo difícil de evitar, pero tenemos a nuestro alcance algunas claves que los expertos nos dan para mitigarlo.
Medir bien el tiempo necesario o repasar las tareas con anterioridad, nos ayudará a comenzar el día sin tantas prisas.
Ya en la oficina, planear y poner en orden las tareas prioritarias y secundarias.Date un tiempo para pensar el cómo y el cuando, y evitar errores que te pueden retrasar más adelante.
Tener un espacio de trabajo ordenado siempre ayuda. Puedes haber realizado ese informe con antelación, pero si cuando lo vas a buscar tardas en encontrarlo entre una maraña de papeles y carpetas tu nivel de estrés aumentará.
Evitar en lo posible las distracciones y realizar algún descanso. Cinco minutos para levantarse y hacer estiramientos, mirar por la ventana o dar un pequeño paseo por la oficina son altamente recomendables para reducir sustancialmente tu cansancio mental y físico.
En otras entradas hemos hablado de simples ejercicios orientados a disminuir las cargas posturales.
Contribuir a crear un ambiente de trabajo comunicativo y colaborativo redunda en la mejora de los niveles de estrés, tanto personales como colectivos.
Por último, desconectar del trabajo al final de la jornada laboral aunque a veces difícil, resulta imprescindible. Practicar Yoga y meditación, dar un paseo, masajes relajantes, acudir al gimnasio, escuchar música. Cada persona debe buscar la que más le convenga y como siempre, una alimentación equilibrada y dormir las horas necesarias contribuirán sin duda a reducir los niveles de estrés que soportamos a diario.
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